El pudding de chía es un plato ideal para el desayuno. Las semillas de chía son muy versátiles, ya que carecen de sabor, por lo que podemos crear combinaciones a nuestro gusto. Tienen la característica singular de aumentar hasta 10 veces su tamaño al ser remojadas en agua (o en cualquier otro líquido), ya que la absorben y se forma alrededor de la semilla un gel mucilaginoso.
Esta especie de gelatina que sale al mantenerlas al menos una hora en remojo hace que sean muy saciantes. Por lo que pueden ser un alimento ideal para aquellas personas que buscan perder peso de manera equilibrada y saludable.
Además, las semillas de chía tienen importantes propiedades nutritivas: contienen omega-3 (grasas saludables complicadas de encontrar en el mundo vegetal) y son consideradas un superalimento por la cantidad de proteínas que tienen (con una mayor proporción que el resto de semillas). Además, aportan más calcio que la leche, más hierro que las espinacas y más potasio que los plátanos. Se recomienda consumir de 20 a 30 g. diarios.
Son una excelente fuente de energía al ser una de las fuentes de proteína completa vegetal más alta. Regulan los niveles de azúcar en sangre, por lo que están indicadas para personas con tendencia a la diabetes. Favorecen el tránsito intestinal gracias a su contenido en fibra soluble y mantienen el colon hidratado gracias a su revestimiento de gel. También son buen antiinflamatorio, gracias a su contenido en omega-3, magnesio y calcio. Y, por supuesto, aptas para celíacos.
Ingredientes (para dos personas)
- 6 cucharadas de semillas de chía
- 400 ml de leche vegetal (mi preferida es la de almedras)
- toppings al gusto (arándanos secos, arándanos, plátano, mango, kiwi…)
- Optativo: endulzar con miel o sirope de ágave
Dejamos las semillas de chía en remojo en la leche vegetal que prefieramos durante la noche. Por la mañana, servimos y añadimos los topping al gusto.