Las zanahorias me encantan. Forman parte de mi dieta diaria y quería incorporarlas a un postre crudivegano para poder disfrutar al máximo de su sabor y de sus beneficios nutricionales. Son especialmente ricas en provitamina A (tomando 2-3 zanahorias al día se obtiene el 100% de la CDR)  y betacarotenos, unos potentes antioxidantes. La vitamina A es imprescindible para la salud de la piel y de la vista, para el sistema inmunológico.

Este postre combina las zanahorias con el aceite de coco virgen que mejora la absorción de los betacarotenos (no solo el aceite de coco sino cualquier aceite virgen de presión en frío o cualquier grasa saludable, incluso los aguacates, mejorará la absorción de los betacarotenos).

Las zanahorias también son excelentes para el sistema digestivo, ejercen de regulador intestinal, ya que son calmantes de la mucosa digestiva, sirven para prevenir el estreñimiento y para tratar la diarrea.

Y, por supuesto, es una tarta virtuosa en todos sus SIN….¡sin azúcar, sin lácteos, sin gluten! 

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Ingredientes

(para 10-12 cupcakes)

Para el frosting:

  • 400 gr de anacardos (remojados previamente)
  • 1 cucharada de aceite de coco
  • 1 cucharada de sirope de ágave
  • 1 cucharada de zumo de limón

Para la base:

  • 700-800 gr de pulpa de zanahoria (¡bébete el zumo!)
  • 100 gr de pasas
  • 8 dátiles deshuesados
  • 1 rodaja de jengibre fresco
  • 1 rodaja de vaina de vainilla fresca
  • 2 cucharadas de aceite de coco
  • 200 gr de nueces

Preparación

  • Trituramos la zanahoria con una batidora potente y colamos con una bolsa de filtrado el exceso de líquido (¡Bébete el zumo resultante!). De esta forma nos quedaremos con la pulpa de la zanahoria, que es la parte que utilizaremos para la tarta.
  • En un procesador de alimentos añadimos los dátiles, el jengibre, la vainilla, las pasas y el aceite de coco y batimos hasta obtener una masa. Por último añadimos las nueces y la pulpa de la zanahoria y batimos de nuevo hasta que todo quede bien incorporado.
  • Colocamos la mezcla en el molde. Puede ser un molde de tarta o de magdalenas. Yo he utilizado estos últimos porque resulta muy cómodo para compartir 😉 Reservamos la mezcla en la nevera mientras preparamos el frosting.
  • Para el frosting ponemos anacardos, el aceite de coco, el sirope de ágave y el zumo de limón en un procesador de alimentos y batimos hasta obtener una masa sin grumos.
  • Colocamos la mezcla encima de la base, en el molde que hayamos elegido, y decoramos con media nuez.
  • Enfriamos al menos 4 horas en el congelador y la sacamos 1 hora antes de consumir a la nevera.

Notas

  • Todos los ingredientes deben estar a temperatura ambiente para que el aceite de coco no se quede sólido en mitad de la mezcla. Recuerda que este aceite estará líquido a temperatura ambiente pero con el frío se solidifica.
  • Si no utilizas dátiles Medjool o tus dátiles tienen algo de tiempo y están un poco duros, ponlos en remojo durante una hora con agua caliente para ablandarlos. ¡Será mucho más fácil batir!
  • En este caso no remojamos los anacardos para activarlos, ya que a pesar de ser crudos para quitarles la cáscara los someten a un proceso en el que aumenta la temperatura hasta 70 grados, así que el remojado es simplemente para que queden más blanditos, sean más fáciles de batir y la mezcla quede más cremosa. Con tenerlos 2 horas a remojo será suficiente.

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