Cuando Aydee, amiga y propietaria de Pepita y Grano Madrid Río,  me propuso crear juntas una experiencia divertida y diferente para un grupo de bloggers de gastronomía me pareció una oportunidad increíble para realizar una jornada en torno a la fermentación. Como sabéis, últimamente soy una auténtica loca de la fermentación. Tengo la casa llena de tarros con diferentes alimentos y bebidas fermentando y es un mundo que engancha, porque te involucras de forma personal en los procesos, cuidas de cultivos que en definitiva están vivos y además son alimentos probióticos, ya no buenos, sino imprescindibles para nuestra salud global.

 

Por eso, quisimos acercar a los participantes una forma de iniciarse en el mundo de la fermentación a través de uno de los clásicos: el chucrut o sauerkraut. Por el que considero que todo aquel al que le interese este mundo debe comenzar. No solo porque es sencillo y no tiene riesgo, sino porque es un ejemplo excelente de la fermentación espontánea o salvaje: tan solo necesitamos crear un medio adecuado para que las bacterias beneficiosas crezcan, ni siquiera necesitamos un iniciador para hacer este fermento. ¡Tan sencillo y deslumbrante al tiempo que al alcance de todos!

Comenzamos el evento con una pequeña intro para situarnos en contexto y aprender sobre las bacterias y cómo se han relacionado con nosotros a lo largo de millones de años. Después, cada participante comenzó a preparar su propio chucrut personalizado, ya que utilizando diferentes especias, frutas deshidratadas y frutos secos podemos hacer que cada chucrut sea completamente diferente. Fue un momento increíble, con un grupo con gran energía que masajeó las coles con mucha pasión. Estoy convencida de que el resultado serán chucruts muy vivos y contentos. Además, se llevaron a casa el bote de cristal con su creación, para poder vivir en persona todo el proceso de fermentación y la evolución de los sabores. 

 

 

 

 

 

 

Pero no queríamos acabar la jornada sin conocer un poco más el mundo de los fermentados, esta vez a través de las bebidas. Para ello, estuvimos hablando sobre la kombucha, un té fermentado con un sabor parecido a la sidra. Llevé un par de mis hijos SCOBY, que es la comunidad de bacterias y levaduras que fermentan el té y generan la kombucha para que todos pudieran ver cómo era el iniciador de este fermento tan delicioso.

¿Os gustaría que escribiera un post para saber más sobre esta y otras bebidas fermentadas?

Y como cierre tuvimos la suerte de contar con una de mis kombuchas favoritas, Dusk Kombucha, con la que preparamos un cóctel que estaba delicioso. Dusk Kombucha está producida en Barcelona, de forma artesanal y con tanto cariño que se nota muchísimo en el sabor. Muchas gracias Dusk Kombucha por permitirnos probar esta kombucha premium y exclusiva. La kombucha no solo es una bebida saludable y probiótica sino que abre nuevas posibilidades dentro del mundo de la coctelería. La verdad es que nunca había probado un cóctel con kombucha y me sorprendió muchísimo lo bien que combinaban los sabores. ¡Estaba increíble!

 

Voy a contaros un pequeño secreto para terminar… y es que últimamente me tomo una copita de kombucha antes de cenar, en el momento en que me relajo. Me hace gracia verme ahí, con mi copita disfrutando de esa calma porque me recuerda a esas escenas en las películas en las que el protagonista se relaja con su copa de vino (y digo en las películas porque yo nunca lo he hecho con vino…). Espero que pronto haya kombucha en más y más sitios porque para mi es la alternativa perfecta a cualquier refresco que pueda existir. 

Si quieres aprender sobre Fermentados y Salud Intestinal no puedes perderte la segunda edición del Taller. ¡Inscripciones abiertas! No te quedes sin plaza y únete pero ya a la fiesta de la fermentación 🙂