A menudo cuando realizamos talleres o en conversaciones con amigas me encuentro mucha resistencia e incluso odio por parte de las mujeres a su fase premenstrual. No en vano se calcula que 3 de cada 4 mujeres que menstruan han experimentado alguno de los síntomas del popular Síndrome Premenstrual. Hay mucha connotación negativa relacionada a esta fase, algo incluso heredado de nuestro linaje femenino. Si ellas vivieron en desconexión y desde la rabia su fase premenstrual es muy probable que tú también sientas emociones similares.
A esto se suma el hecho de que es una de las fases de introversión y de «ser», y vivimos en una sociedad que premia y exige la productividad constante y el «hacer». No es una fase socialmente aceptada o bien vista. Pero pretender vivir en un estado estático de constante alegría y energía es exigirnos algo completamente opuesto a nuestra naturaleza cíclica y que tiene la potencialidad de acabar enfermándonos.
En este post quiero recoger la verdadera esencia de esta fase y una serie de autocuidados que nos servirán para ampliar nuestro bienestar y placer mientras la habitamos. Más abajo hablaré también de qué tipo de alimentación es la más adecuada para preparar al cuerpo para la inminente menstruación.
Como hemos visto en otros posts, utilizamos la naturaleza como analogía de nuestra experiencia cíclica porque compartimos con ella el fluir de las energías y el cambio constante. Nos podemos identificar en ella y nos ayuda a entendernos de forma más profunda. Conceptos como las estaciones o las fases lunares los tenemos grabados en nosotras y es fácil acceder a ese conocimiento intuitivo del fluir de la vida.
La esencia de la fase premenstrual
La fase premenstrual se corresponde, en este sentido, con el otoño interior y, como tal, es una fase en la que algo comienza a morir, nuestra energía vibrante se va desvaneciendo y el cuerpo nos pide que comencemos a mirar hacia dentro. Igual que las hojas que los árboles dejan ir, nosotras podemos comenzar el proceso de dejar ir aquello que ya no nos sirve y, de esta forma, iniciar un proceso de depuración a todos los niveles que tendrá su culminación con la menstruación. La fase de la luna que se corresponde es la fase menguante, porque nos aproximamos hacia la máxima oscuridad en el cielo.
El arquetipo de esta fase es la Hechicera y nos ayuda a recordar la importancia de la conexión. Pues la Hechicera es aquella mujer conectada con la naturaleza, con sus ritmos, con sus deseos, con su autoconocimiento, con su mundo espiritual emocional, con su propia observación. Y en todo ello reside su poder, porque se conoce, porque se escucha, porque se atiende.
La resistencia a no habitar esta mujer, a no vivir en premenstrual sino alargar la energía ovulatoria previa (que es lo que sociedad demanda y acepta) es el comienzo de esa desconexión que nos enferma a todos los niveles y nos desequilibra de forma profunda. Porque implica no aceptar una parte importante de nosotras mismas, implica vivir ignorando necesidades vitales para nuestro ser cíclico.
Está en nuestra mano habitar esta fase desde el placer para de esta forma resignificar la fase premenstrual.
Es una fase en la que la energía se concentra en el útero. No olvidemos que el útero lleva dentro nuestros deseos, nuestros miedos, heridas, emociones, y todo ello va a salir a la luz en esta fase. Es una fase de claridad, de sabiduría premenstrual, que podemos recibir como un regalo, porque está más claro que nunca qué es lo que queremos, lo que no, aquello que nos da miedo, cuáles son nuestras necesidades. Muchos temas que nos incomodan y solemos enterrar pueden salir a la luz en esta fase gracias la apertura hacia nuestro mundo interior y nuestra intuición. En la fase premenstrual hay una energía creativa más visceral y salvaje que tenemos que dar salida y expresar de la forma que cada una necesite.
Autocuidado para la fase premenstrual
- Baja el ritmo, concédete espacios para ser y disfrutar, sin más pretensiones.
- Date un baño de agua caliente o calienta tus pies en agua durante un rato.
- Sumérgete en aquellas películas o libros que te hacen disfrutar.
- Expresa tu energía creativa: pintar, bailar, escribir, cocinar…
- No programes acontecimientos sociales.
- Agenda tiempo para estar sola y hacer lo que te apetezca.
- Date un automasaje con algún aceite esencial relajante.
Alimentación en fase premenstrual
Una alimentación equilibrada, con gran presencia de verduras, rica en grasas saludables y proteína de calidad, y libre de gluten, de harinas refinadas y de azúcar es un punto de partida muy potente para conectar con nuestros ciclos, dar a nuestro cuerpo lo que necesita en cada momento, y equilibrar de forma natural nuestro sistema hormonal.
En esta fase comenzaremos a incorporar métodos de cocción que ayuden a calentar el cuerpo y priorizaremos tomar todo caliente y cocinado: sopas, guisos, infusiones, horneado…
Comienza la depuración mensual que tenemos la suerte de vivir y el cuerpo se prepara para la menstruación, que es un proceso que requiere de gran esfuerzo y que podemos apoyar facilitando el trabajo del organismo a través de una dieta calentita y fácil de digerir.
En esta fase no te olvides de incorporar:
- Verduras verdes y de la familia de las crucíferas: brócoli, coliflor, pak choi, kale/col rizada, calabacín, espárragos, alcachofas…
- Proteína de calidad: quinoa, judías mungo, trigo sarraceno, lenteja roja. Y en el caso de consumir huevos, carnes o pescados que sean de origen ecológico para evitar residuos de hormonas y antibióticos
- Grasas saludables: semillas, frutos secos, aguacate, ghee, aceite de oliva…
- Jengibre y cúrcuma: especias descongestionantes, antiinflamatorias y que ayudan a calentar el cuerpo.