Mucho cariño. Si algo reluce en Crucina es eso. Cariño por los alimentos, por los sabores y las experiencias. Más que una sola forma de comer podríamos considerarlo un concepto de vida. Así lo transmite Yorgos Ioainnidis, chef del restaurante.
Crucina es un restaurante crudivegano en Madrid. Mucha gente aún no está familiarizada con este tipo de alimentación alternativa que lleva el veganismo un paso más allá. Para poder decir que un plato es crudivegano los alimentos “no son tocados por el fuego o altas temperaturas de cocción y las proteínas animales, los aditivos químicos, los potenciadores de sabores o los productos procesados brillan por su ausencia”. Unas premisas que, sin duda, parecen un reto. Desde fuera se puede pensar que esto supone unas limitaciones culinarias muy grandes. Pero no hay más que entrar en Crucina y probar alguno de los platos para darse cuenta de que esto no es así. Todo lo contrario, la cocina de Crucina ha buscado los caminos para acercar de la forma más apetitosa y atractiva los platos crudiveganos a cualquiera. Como dice Yorgos, “ahora juega un papel imporante la cocina gourmet cruda, que combina la alimentación más sana que existe junto con sabores y aromas que sorprenden”. Los alimentos mantienen su color intacto y tienen un gran sabor y una excelente presentación.
Además de todo esto, Crucina, y la comida crudivegana en general, cuenta con otras estrategias para gustar y sorprender. Es un incentivo a considerar el hecho de que todo lo que encontramos en el plato tiene todas las vitaminas, minerales, aminoácidos y las enzimas vivas, con los beneficios a nivel físico y mental que esto supone.
No es necesario ser vegano para ir a un restaurante como Crucina y descubrir este tipo de alimentación. Lo único necesario es acercarse con la mente abierta y una buena disposición para disfrutar. Así nos lo dice Yorgos: “Crucina es ideal para cualquier ser humano que siente que la naturaleza le ofrece todo para vivir más y libre de enfermedades”.
Los alimentos crudos tiene un sabor muy intenso, quizás más fuerte al que estamos acostumbrados. Y ,sobre todo, sacian mucho más que los alimentos cocinados, así que hay que ir poco a poco probando como reacciona nuestro cuerpo. La carta contiene numerosos zumos que son auténticas joyas vitamínicas. También podremos encontrar platos que, aunque crudos, muestran un alto grado de elaboración. En este caso comparto con vosotros las fotos de los espaguetis de calabacín con una salsa de pesto muy suave. Otro tipo de pasta contraria a la convencional con una textura más firme y un gusto muy fresco. También de la moussaka, muy cremosa y con diferentes capas que apreciar, y de la hamburguesa, que aunque no lo parezca también está hecha mediante diferentes procesos pero con alimentos crudos. La deshidratación es una de las técnicas utilizadas por Crucina y es empleada en el postre, el baklavá, en el que la masa que envuelve el relleno es de plátano y naranja deshidratadas, nada más. Cuando lo pruebas saboreas toda la fuerza de ambas frutas.
Una cocina tan interesante como fascinante. Habrá que ir sumergiéndose en el mundo de Crucina para seguir descubriendo sabores. ¡Os iré contando!
Panes deshidratados: pan griego de ajo, pan de pasas y pan de calabacín y coco |
Espaguettis vegetales al pesto (con piñones y albahaca) |
MOUSSAKA, el clásico griego en versión vegetal “viva”: bechamel sin harinas y “karne” de frutos secos y aguacate |
HAMBURGUESA de nueces y champiñón Portobello en pan de alforfón germinado, acompañada de pepinillos en vinagre de sidra al eneldo, nuestro ketchup artesanal, “mayonesa” sin huevo y “gajos de patata” de aguacate |
BAKLAVÁ, la delicia griega a base de nueces, con pasta filo vegetal de Crucina |
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Texto y Fotografías: Amanda Franco @amyhazelnut