Hace tiempo que tenía en mente preparar un crumble que fuera, en vez de dulce, salado, perfecto como plato principal. He optado para esta receta por utilizar sabores mediterráneos y muchas verduras. Y para el crumble he utilizado semillas de cáñamo y nueces como base crujiente, libre de gluten, ambos ricos ácidos grasos que nos ayudan a cuidar nuestra salud mental y tienen propiedades antiinflamatorias. Las semillas de cáñamos nos ayudan a equilibrar nuestras hormonas y son ricas en magnesio. El resultado ha sido tan nutritivo como delicioso. Es una receta ideal para preparar cuando tenemos invitados en casa ya que podemos dejarla lista para el horneado final y no estar liados en la cocina hasta el último momento. Este crumble es un plato completo, rico en proteínas de origen vegetal, en vitaminas, minerales y fibra. 

También es una receta perfecta para el Batch Cooking semanal. Por si no conoces qué es el Batch Cooking, yo lo entiendo como el arte de cocinar en un único día para comer toda la semana. Son recetas básicas que aguantan bien en la nevera, con las que podemos hacer otras preparaciones en 5 minutos, crear tuppers y disfrutar de comida saludable cada día. Una técnica que tienes que conocer si comes de tupper a menudo o si tienes poco tiempo para cocinar a diario. En mayo tendrá lugar la Tercera Edición de nuestro Taller de Batch Cooking en Madrid, donde aprenderemos recetas como esta, que nos da posibilidades en el día a día. Quedan pocas plazas, ¿será una de ellas para ti?

Espero que disfrutes mucho de esta receta y la compartas con quien más quieres 🙂

Crumble Mediterráneo

Ingredientes

  • Para el relleno:
  • 400 g. de tomate triturado
  • 100 g. de garbanzos cocidos (pueden ser de bote)
  • 50 g. de guisantes cocidos
  • 6 ramilletes pequeños de brócoli
  • 6 cebollitas pequeñas
  • 3 zanahorias pequeñas
  • 200 ml. de caldo de zanahorias
  • 2 dientes de ajo
  • una cucharadita de albahaca en polvo
  • una cucharadita de orégano en polvo
  • media cucharadita de pimienta negra en polvo
  • sal al gusto
  • Para el crumble:
  • 150 g. de nueces trituradas
  • 100 g. de semillas de cáñamo
  • 110 g. de tomate seco (hidratado)
  • 100 g. de aceitunas negras (deshuesadas)

Instrucciones

  1. Pelamos las zanahorias, las cortamos en trozitos y las ponemos a cocer con 200 ml. de agua aproximadamente. Cuando estén tiernas las trituramos junto al agua de cocción hasta conseguir un puré cremoso.
  2. Comenzamos a preparar el relleno del crumble. Pelamos las cebollitas y las partimos en cuartos. Pelamos los dientes de ajo y los laminamos. Añadimos un chorrito de aceite de oliva virgen extra a una olla mediana y salteamos ajos y cebollas, hasta que queden doradas.
  3. Añadimos el tomate natural triturado y el puré de zanahoria que acabamos de preparar. También las especias y ajustamos la sal. Dejamos cocinar un par de minutos y añadimos las verduras (guisantes cocidos y brócoli) y los garbanzos cocidos. Dejamos cocinar a fuego medio-bajo durante 20-30 minutos, para que la salsa se reduzca un poco y los sabores se intensifiquen.
  4. Mientras tanto preparamos el crumble. Trituramos con ayuda de una batidora las aceitunas negras deshuesadas y los tomates secos hidratados junto con un par de cucharadas de aceite de oliva virgen extra. No tiene que quedar una masa homogénea.
  5. En un cuenco grande mezclamos las nueces trituradas y las semillas de cáñamo. Añadimos la pasta de tomate seco y aceitunas que acabamos de preparar y mezclamos muy bien con las manos.
  6. En una fuente para horno añadimos el guiso de tomate, verduras y garbanzos y lo extendemos bien por toda la superficie. Sobre el guiso añadimos con cuidado el crumble, extendiéndolo para formar una capa encima del guiso. Puedes añadir si te apetece unos tomates cherry por la bandeja.
  7. Horneamos a 180ºC durante 20-30 minutos, hasta que la parte de arriba quede tostada y ligeramente crujiente.
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