Cuando comencé el camino hacia el bienestar, cambié mi alimentación y abracé hábitos de vida más saludables, me di cuenta de que una parte fundamental de mi salud estaba relacionada con mi ciclo menstrual. Mi menstruación me traía de cabeza. Al principio pensaba que era puramente físico, pero según investigaba cómo vivir de forma más natural y sin dolor mi menstruación, me he dado cuenta de que hay implicaciones más allá de lo físico. La base del malestar muchas veces se encuentra en nuestra historia menstrual. En cómo nuestras madres (y nuestras abuelas y bisabuelas) nos han transmitido la menstruación, en cómo se nos ha educado al respecto y las connotaciones negativas asociadas al acto de menstruar. 

Sanar nuestro cuerpo menstruante es un camino largo y complicado porque el dolor no es solo físico, es también social. Vivimos en una sociedad en la que la menstruación sigue siendo un tabú, algo invisible. Mejor si nadie se da cuenta de que menstruamos. Pero esta invisibilidad nos desconecta de nuestro cuerpo y nos hace mucho daño.  

En este post quiero recoger en algunas pinceladas 5 puntos que me parecen importantes comenzar a trabajar si queremos vivir de una forma más natural y libre de dolor (físico y emocional) nuestro ciclo. Un punto de partida para la reflexión dentro del camino de cada una, que no puede ser más personal. 

Muchas veces somos nosotras mismas las que invisibilizamos nuestra menstruación.

1. Descansa cuando lo necesites

Los síntomas premenstruales y los dolores durante la menstruación son, en parte, consecuencia de no escuchar los ritmos del cuerpo. En ciertas ocasiones reconocer que necesitamos parar nos resulta complicado. Creemos que somos más débiles por decidir no ir a una fiesta para descansar antes de la regla o pasar tranquilas el primer día de la menstruación, en casa. Muchas veces somos nosotras mismas las que invisibilizamos nuestra menstruación. La realidad es que menstruamos, cuanto antes seamos capaces de aceptar y vivir en armonía con ello, de dormir más horas si el cuerpo nos lo pide y darle una tarde de manta y chocolate caliente, mejor nos sentiremos. 

2. Reconoce tus necesidades físicas y emocionales 

Un buen ejercicio es preguntarse, en los momentos de máxima tensión emocional o de máximo dolor, qué es lo que quiero. Puede que sea un abrazo, que alguien me prepare la comida, estar sola viendo una peli, escuchar música, salir a bailar, regalarte un masaje… También puede que sean necesidades emocionales más profundas, como el deseo de la maternidad. Sea lo que sea, sé honesta contigo misma, apunta lo que necesitas y deseas y concédetelo siempre que sea posible.

3. Programa tu vida de forma cíclica

Reconecta con tu naturaleza cíclica planificando eventos importantes, citas sociales o cualquier otra cosa a través de un diagrama lunar. No sólo te permite tener una visión cíclica y no lineal del ciclo, sino también apuntar cómo te sientes y qué te apetece en cada día de tu ciclo. Tras unos ciclos verás que es posible encontrar patrones que se repiten y, por tanto, programar y planificar en función de tus necesidades cíclicas. Es una actividad muy bonita porque también pone su atención sobre los ciclos lunares, que están íntimamente relacionados con la menstruación. Nuestro cuerpo está formado mayoritariamente por agua, si la luna influye sobre las mareas, cómo no va a afectarnos a nosotras. Todo un mundo por descubrir, te sentirás más acompañada por la luna que nunca.

¿Te gustaría saber más sobre el Diagrama Lunar? Si es así, dímelo en los comentarios y haré un post más extenso sobre cómo utilizarlo.

Este es el diagrama lunar que yo utilizo:          10330371_509951995775457_4584391377769983008_n

4. Cuida tu alimentación y tu microbiota

Una dieta rica en alimentos completos: frutas, verduras, legumbres y cereales integrales, favorecerá que te sientas mejor que nunca también en relación con tu ciclo. A su vez, una buena salud intestinal es la base de nuestro sistema inmunitario y salud general. Puedes leer más sobre salud intestinal aquí.

5. Di «no» a la pildora*

Ya no puedo ni contar las veces que he acudido al ginecólogo para comentarle lo mucho que me duele (dolía) la menstruación y su única respuesta ha sido recetarme la píldora. No me malinterpreteis, la píldora puede que sea un fármaco necesario dependiendo de qué patologías relacionadas con nuestro sistema reproductor padezcamos, pero yo nunca he tenido un problema más allá de dolor.

La menstruación es uno de los signos de salud más importantes que las mujeres tenemos, para saber que todo está bien. 

A lo que me refiero es que, ante el mínimo inconveniente con la menstruación se recurre a los sistemas de anticoncepción hormonal sin tener en cuenta cómo eso puede afectar a la larga a nuestra salud. Al tomar hormonas como método anticonceptivo, dejamos de ovular, con la consecuente desconexión de nuestro cuerpo que eso conlleva. Yo no quise píldora porque mi menstruación no es algo que desee olvidar, no es un estorbo mensual que no quiera ni sentir, sino todo lo contrario. La menstruación es uno de los signos de salud más importantes que las mujeres tenemos, para saber que todo está bien. Al elegir la píldora como la forma fácil de solucionar los problemas de la menstruación no hacemos más que taparlos, pero no por eso desaparecen. Por supuesto, conlleva más tiempo, esfuerzo y compromiso sanar de forma profunda, llegar a la raíz de nuestro malestar y entender qué nos está pasando. El camino es más difícil pero la recompensa es poner el ciclo menstrual a nuestro favor, utilizar las energías creativas que se forman gracias a él y sentirnos más en consonancia que nunca con los ciclos naturales.

Es hora de que te preguntes, ¿cuáles son mis prioridades? ¿Qué es lo que quiero para mi cuerpo? ¿Cómo quiero sentirme? ¿Qué camino elijo para solucionar mis problemas? ¿Cómo es mi papel con respecto a mi propia salud?

Este post está basado en mi investigación y experiencia personal, no prescribe ni sustituye ningún tipo de medicación ni tratamiento, consulta siempre con tu médico.