En esta segunda sesión, vamos a trabajar la resistencia al cambio. No pasa nada las veces que hayas fracasado, tú puedes cambiar si así lo decides. Trabajemos para que el «mañana empiezo» se convierta en «ahora mismo empiezo».
Recupera el poder sobre tus propias decisiones
En ocasiones, cuando llevas mucho tiempo intentando cambiar algo, o dejar ciertos hábitos, y lo has intentado varias veces sin éxito, es posible experimentar un sentimiento de incapacidad. Aunque lo intentas, no consigues deshacerte de los malos hábitos, y vuelves a ellos. Entonces te sientes culpable y la culpa se transforma en ira contra ti mismo por no poder cambiar. A la vez, suelen aparecer toda una serie de justificaciones que te impiden cambiar y con las que intentas protegerte de la realidad.
Esto puede suceder debido a que aún te encuentras en la fase de contemplación: reconoces que tienes un problema, pero lo miras desde la distancia, sin dar los pasos necesarios para solucionarlo. Sufres una lucha interna entre una parte de ti que sabe que debes poner fin a esa situación y otra que intenta convencerte de que tampoco está tan mal.
Pero tú sabes que en realidad lo que estás viviendo no te hace feliz.
Si piensas que eres feliz gracias a alimentos ricos en grasas saturadas y azucares, ricos en calorías vacías, como bollería industrial, golosinas o patatas fritas, estás dando un poder inmenso a todos estos alimentos que son perjudiciales para tu salud.
Te conviertes en una persona dependiente de ellos.
Si lo analizas, nadie debería dejar su felicidad en manos de los alimentos. En realidad de ningún tipo, pero mucho menos de aquellos que te hacen sentirte mal, engordar o que no te aportan nutrientes.
Es importante entender que nadie te está juzgando. Este es un camino que has empezado por voluntad propia y que puede ser maravilloso con las herramientas necesarias.
Te en cuenta que cuando te quejas y pones excusas para no hacer los cambios que debes hacer, te conviertes a ti misma en una víctima. Las quejas no solucionan nada. Si la alimentación que estás llevando no te gusta hay dos opciones muy sencillas: o la aceptas o la cambias, pero nada más.
Si de verdad deseas llevar a cabo el cambio, lo primero es adquirir una perspectiva diferente con respecto a las excusas que se interponen en tu camino. Cuando te escondes detrás de una excusa, lo que estás haciendo es anular tu autoridad y otorgársela a esa excusa.
Para trabajar sobre las excusas saboteadoras que te alejan de tu objetivo, trabajaremos sobre una lista, marcando aquellas razones o motivos que nos alejan de nuestro objetivo.
Comienza marcando del 1 al 10 cómo te sientes de identificado con cada excusa, siendo 1 nada identificado y 10 muy identificado.
Una vez lo tengas, nos centraremos en aquellas razones a las que has dado una mayor puntuación. Vamos a trabajar todas estas excusas para minimizar el efecto que tienen sobre ti. Se trata de recuperar el control de la situación.
Para ello obsérvalas desde fuera. La excusa no manda sobre ti.
Normalmente percibimos las excusas como algo que no podemos evitar pero lo cierto es que cuando te refugias tras una excusa, estás tomando un decisión. Por ejemplo, si tu excusa es que no tienes tiempo, estás priorizando el tiempo de otras actividades sobre una alimentación saludable.
Si te fijas, pocas excusas son permanentes. ¿Nunca tienes tiempo?
¿Qué es lo que estás priorizando? ¿A qué otra actividad dedicas tu tiempo? ¿Es más importante que organizar tu lista de la compra y tus comidas para llevar una buena alimentación? ¿Es más importante que tu salud?
De una manera responsable y adulta, aléjate de la posición de víctima, y acepta que cuando te escudas en una excusa, estás eligiendo ese camino y no otro.
Incluso si después de este ejercicio de reflexión decides no comenzar el cambio, ten por seguro que eres una persona más fuerte. Porque has comenzado a ser protagonista de tu vida y de tus elecciones. El primer paso es ser sincero en los motivos que te alejan de tus objetivos.
¡Nos vemos pronto!
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